Carlos Suárez
Consultor independiente y Consejero en diversas compañías
Desde que el INTA actuó en España como pionero en el mundo de los drones a finales del siglo pasado con su apuesta con el SIVA, que pudo finalmente empezar a operar en 2006, el progreso producido en nuestro país ha sido más que notable.
Los avances han sido visibles en el desarrollo de nuevas plataformas; la participación en programas internacionales; el desarrollo de equipos y sistemas; la investigación desde las cátedras universitarias, los centros tecnológicos y las propias empresas; la puesta en marcha de nuevos centros de ensayos en vuelo; la involucración activa en el desarrollo de la regulación por parte de nuestras autoridades de seguridad aérea; la expansión de su uso por parte de las Fuerzas Armadas, de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de un número inmenso de operadores civiles. Todo lo relacionado con la Movilidad Aérea Urbana y los sistemas eVTOL lleva también camino de convertirse en un éxito en nuestro país.
Si bien es cierto que en España, de hecho en toda Europa, hemos empezado a desarrollar este sector con mucho retraso con respecto a otros países como Estados Unidos, Israel o China, cuyo impulso en el área de Defensa contribuyó mucho antes que en Europa al desarrollo de estas tecnologías hasta niveles todavía muy difíciles de alcanzar para los que hemos empezado más tarde, no es menos cierto que, sin ser necesario caer en triunfalismos, podemos estar razonablemente satisfechos de todo lo que se ha avanzado durante los últimos 25 años.
Sin ánimo de ser completamente exhaustivo, y con el altísimo riesgo de dejarme algunos nombres más que relevantes en el tintero, voy a dar un breve repaso a quienes son los principales actores involucrados en el desarrollo del amplio ecosistema “dron” del que hoy disfrutamos en España.
Indudablemente las Fuerzas Armadas españolas y el Ministerio de Defensa han tenido un papel tractor indiscutible en el desarrollo de este ecosistema. Además del impulso que se ha venido dando desde el INTA al desarrollo de nuevos prototipos de UAVs, las Fuerzas Armadas incorporaron muy pronto el uso de estos sistemas a sus operaciones, inicialmente con aeronaves procedentes de otros países (Searcher, Scan Eagle, Raven, Orbiter, MQ-9 Predator B, etc.), pero apostando también por la industria nacional o por la incorporación de ésta a grandes proyectos europeos. Así empresas como SCR han tenido un importante éxito internacional en la categoría de los blancos aéreos o “target drones” gracias al compromiso con sus vehículos por parte de las Fuerzas Armadas Españolas. La apuesta por los drones nacionales se empezó a fraguar con el programa de I+D RAPAZ, promovido por la DGAM, que ya está dando frutos maduros como lo demuestra, por ejemplo, la reciente contratación de varios sistemas TARSIS de Aertec para el Ejército de Tierra. La participación española en el programa EUROMALE, junto con Alemania, Francia e Italia, con una participación del 23%, muy en línea con la del resto de participantes, la participación española en el proyecto FCAS y la involucración en el pilar de Remote Carriers del consorcio español SATNUS (GMV, Sener, Tecnobit) y de la propia Airbus D&S, así como el lanzamiento del UAV táctico nacional liderado por Airbus D&S, el SIRTAP, constituyen una prueba evidente del compromiso del Ministerio de Defensa por impulsar la industria nacional en el campo de los vehículos no tripulados.
En la vertiente civil, cabe destacar muy especialmente las iniciativas de ámbito regional, como la CUI (Civil UAV Initiative) en Galicia, que ya va por su segunda convocatoria y que constituye una iniciativa modélica para impulsar el uso de los drones en el campo civil, con modelos de compra pública innovadora destinados a satisfacer las muchas necesidades que como usuarios potenciales de estas tecnologías, pueden tener para múltiples usos los propios organismos de la administración autonómica gallega. Tal y como se establece en sus objetivos, la idea pasa por crear soluciones y servicios innovadores para mejorar la prestación de determinados servicios públicos, haciéndolos más modernos y eficientes. Esta iniciativa está contribuyendo a crear un extraordinario ecosistema de plataformistas, fabricantes de equipos y sensores, así como de operadores en la Comunidad Gallega, con el aeródromo de Rozas como centro de ensayos y epicentro de este impulso tecnológico.
La más reciente iniciativa lanzada en la Comunidad Canaria desde Fuerteventura, ISSEC (Centro de Desarrollo de Soluciones de Emergencias y Biodiversidad) constituye también un nuevo referente para el sector, con la puesta en marcha de un centro para la creación, desarrollo, validación, certificación y operaciones de mando y control de vuelo de aeronaves no tripuladas con las que se investigarán soluciones innovadoras de seguridad para emergencias y biodiversidad (prevención de incendios, cuidado de parques naturales, contaminación marina, etc.).
Nos debemos felicitar por el lanzamiento de iniciativas como la CUI e ISSEC, porque son sin ninguna duda la manera más eficaz de impulsar el desarrollo de aplicaciones con drones destinadas para el mundo civil, que una vez se resuelvan los problemas derivados de la inserción de estos vehículos en el espacio aéreo no segregado, constituirá sin duda un negocio de enorme alcance, con una gran aportación de valor para los usuarios finales y con una fuerte creación de empleo de calidad. Y desde luego, tenemos que animar a otras administraciones, tanto a la central como a las de otras comunidades autónomas, a que tomen nota de los ejemplos gallego y canario, y contribuyan también a impulsar el desarrollo de este sector desde esa visión orientada a mejorar sus propios servicios públicos.
Por supuesto, este es un tema en el que no se pueden dar pasos en falso, y por eso las autoridades de seguridad aérea europeas y españolas, EASA y AESA, siguen trabajando activamente para ir estableciendo de manera progresiva los criterios de regulación y certificación pertinentes.
Por otro lado, el PTA III (Plan Tecnológico Aeronáutico), hoy incluido dentro del marco del PERTE Aeroespacial, e impulsado por el CDTI, ha tenido muy en cuenta la necesidad de impulsar tecnologías relacionadas con los drones, y de hecho éstas constituyen uno de sus pilares.
Otras instituciones como ENAIRE están trabajando también activamente de la mano de la industria española en el desarrollo de los sistemas UTM que permitirán insertar a los drones en el espacio aéreo regulado, y también AENA, Bluenest y Ferrovial lo están haciendo, en este caso más en el área de los Vertipuertos, que serán necesarios para el impulso de los nuevos sistemas de movilidad aérea urbana eVTOL.
Si damos un repaso rápido a nuestro ecosistema industrial, podemos ver que, en el mundo de los vehículos aéreos, tanto de ala fija como rotatoria, son ya muchos los actores relevantes involucrados en España, entre los que citaría, al propio INTA como pionero, por supuesto a Airbus D&S, pero también a Aertec, SCR, WAKE, Alpha, Gaerum, Marine Instruments, Singular Aircraft y Avincis, entre otros. Pero me gustaría destacar que el ecosistema industrial, tecnológico español, su climatología y la existencia de centros de ensayo especializado, así como el compromiso de nuestras autoridades aeronáuticas, ha servido para atraer a España proyectos enormemente innovadores como el de la empresa hispano-norteamericana Skydweller, con su gran aeronave de vuelo perpetuo impulsado por energía solar, y más recientemente a Destinus, otra empresa con sede principal en Suiza que está desarrollando soluciones disruptivas en el campo de los drones, incluyendo vehículos supersónicos. No es ni mucho menos una casualidad que estas empresas hayan elegido establecerse en España para el desarrollo y fabricación de sus productos.
“Según AESA, España contaba a finales de 2023 con más de 94.000 operadores de drones registrados, un 32% más que a finales del año anterior”
En el campo de los sistemas y equipos de misión, ya son varias las empresas que trabajan en el campo de los drones, y no solamente de cara al mercado español, sino también exportando sus soluciones a muchos otros países, como el Grupo OESÍA (muy especialmente a través de UAV NAVIGATION, pero también de Inster, Tecnobit y Cipherbit), Centum, GMV, Sener, Indra, Aertec, Embention, CESA, Temai, Clue, Aicox, Orbital, Aries, Telespazio, y seguro que unas cuantas más.
No podemos olvidarnos de los sistemas de control de tráfico aéreo para drones UTM, en el que varias empresas españolas o con capacidades de ingeniería en nuestro país, están trabajando muy activamente en el desarrollo de estas tecnologías desde España, como por supuesto Indra y GMV, pero también NTT Data, Airbus y Boeing.
Si miramos a las universidades, son ya varias las de que desde sus cátedras y laboratorios están trabajando activamente en el mundo de los drones. Como la lista es larga, me voy a permitir citar solamente la cátedra liderada en la Universidad de Sevilla por Aníbal Ollero, que además es director científico en CATEC. Asimismo, son varios los centros tecnológicos que llevan ya muchos años activos en este sector, como el propio INTA, Tecnalia, y por supuesto, el editor de esta Newsletter, CATEC.
En cuanto a los centros de ensayos en vuelo, epicentros clave para el desarrollo de los sistemas no tripulados y sus aplicaciones, cabe destacar al propio INTA con la futura puesta en marcha de CEUS en El Arenosillo, que puede y debe constituirse en el gran centro de ensayos en vuelo europeo, principalmente para los grandes drones desarrollados en los programas de colaboración, como el EUROMALE o el FCAS. Pero no podemos tampoco olvidar los centros de ensayos más enfocados al mundo civil, como los ya citados de ROZAS y Fuerteventura, este último un innovador estrato puerto válido tanto para HAPS como para UAVs, y por supuesto los ATLAS Alpha y ATLAS Bravo gestionados en la provincia de Jaén por CATEC.
Las operaciones en el ámbito civil con drones en España han tenido también un crecimiento extraordinario, principalmente con vehículos eléctricos multi rotor y por supuesto todavía dentro de los límites que el actual marco regulatorio permite. Según los datos publicados por AESA, España ya contaba a finales de 2023 con más de 94.000 operadores de drones registrados, un 32% más que a finales del año anterior, con casi 183.000 certificados de pilotos emitidos por 508 entidades de formación. De hecho, el mundo asociativo ha llegado de lleno al sector, y disponemos ya de una Asociación de Pilotos de Drones y de una Asociación Profesional de Operadores de Drones, además de la asociación industrial de la que ya disponemos y que cubre también este sector, TEDAE.
No podemos dejar de dar un repaso a este sector sin mencionar otros componentes clave del ecosistema, como son los medios de comunicación españoles especializados en los ámbitos aeroespacial y defensa, que dan perfecta cobertura al mundo de los drones y las ferias y exposiciones que regularmente se celebran en España y que cubren este sector, desde la pionera UNVEX, a la más especializada en Defensa FEINDEF o a la más reciente y enfocada en el mundo civil, EXPODRÓNICA.
En resumen, el ecosistema español en el ámbito de los drones, que podríamos ampliar atendiendo a los temas más específicos de la movilidad aérea urbana y los nuevos sistemas eVTOL, es ya amplio y sólido, pero tiene todavía un potencial de crecimiento mucho mayor. La futura inserción de los drones en el espacio aéreo regulado y el desarrollo de los sistemas eVTOL citados (que para ser verdaderamente viables económicamente tendrán que ser finalmente “no tripulados”) abre las puertas a un gran desarrollo del sector en España en el ámbito de la operación, con una gran aportación de valor a la sociedad y una fuerte creación de empleo de calidad.
Iniciativas como las de Galicia y Fuerteventura nos marcan el camino a seguir, ya que ponen a trabajar junto a los usuarios finales de esta tecnología (que no tienen por qué ser los operadores de los sistemas), a los propios operadores, a los plataformistas y a los fabricantes de equipos y sistemas de misión, poniendo el foco en las aplicaciones finales que en el ámbito civil van a beneficiarse del uso de estos sistemas. Evidentemente estas iniciativas, como no puede ser de otra manera, tienen un presupuesto y por tanto un proceso competitivo para la selección de los proyectos que mejor cubran los objetivos de estas. Pero esto no impide que los diferentes actores del ecosistema no puedan trabajar juntos sin necesidad de estar sujetos a las restricciones de un proyecto concreto. Lo que sí necesitan es un entorno o espacio, virtual o real, en el que conocerse e interaccionar.
Estoy seguro de que hay muchas organizaciones, tanto en las distintas administraciones como en las empresas privadas que no son conscientes todavía de que los drones formarán parte de sus operaciones en el futuro por el inmenso valor que aportarán a la calidad y eficiencia de sus servicios. Por otro lado, el uso de drones de mayores dimensiones y alcance en espacio aéreo regulado requerirá de operadores más grandes y técnicamente capacitados, como los que ya tenemos a fecha de hoy en las operaciones que para las distintas administraciones prestan grandes operadores de helicópteros y aviones de ala fija (Avincis, Eliance, Pegasus, RTS…por citar algunos ejemplos).
La reciente creación del Clúster Español para la movilidad aérea avanzada, SIAM, todavía muy incipiente y que busca impulsar la interacción de los distintos agentes del sector, involucrándolos en procesos de intercambio colaborativo e impulsando proyectos conjuntos, marca a mi juicio el camino a seguir. Otras asociaciones de amplio alcance, como la Plataforma Tecnológica Aeroespacial Española, que ya incluye a la industria aeroespacial, pero también a universidades y centros tecnológicos, podría constituir otro foro magnífico de interacción entre los distintos agentes del sector si encontrase alguna forma de colaboración con las asociaciones de operadores, usuarios finales y otros agentes del sistema.
Ciertamente en España no somos reacios a los movimientos asociativos, pero éstos suelen ser generalmente muy gremiales y verticales, rara vez transversales. El Clúster Marítimo Español, que engloba a empresas y organismos de múltiples sectores, pero todos relacionados con el mar, constituye un ejemplo formidable de asociacionismo transversal. El desarrollo de los negocios relacionados con el uso de drones y los sistemas de movilidad aérea avanzada requiere, sin duda, de una colaboración transversal estrecha, y los ejemplos de Galicia y Fuerteventura no hacen sino mostrar la evidencia. Y en ese contexto, no puedo sino reivindicar el papel clave que los centros tecnológicos, y muy especialmente los centros de ensayos en vuelo como CEUS, Rozas, Fuerteventura y los ATLAS Alpha y ATLAS Bravo de CATEC deben jugar como punto de encuentro entre los plataformistas que ensayan sus aeronaves, los fabricantes de equipos y sistemas de misión, que pueden probar sus desarrollos en aeronaves ya existentes, y también los operadores y usuarios finales, que pueden desarrollar sus conceptos de operación en un entorno seguro y controlado, y con la mejor interlocución posible con las autoridades regulatorias y de certificación.